Inteligente texto que en algo recuerda la estrategia de representación utilizada por El laberinto del Fauno, aquella afamada película española que aborda la guerra civil española desde la óptica de la fantasía. En este caso, Cristina Ortega monta una propuesta similar para el caso del régimen de Augusto Pinochet: un niño de doce años, inconscientemente, o más bien creyendo ser parte de un juego de espías, llega a convertirse en un peligroso delator político. Lo más interesante del libro no está, sin embargo, en este pliegue ideológico sino en el modo en que el plano textual y el plano visual se organizan en torno a él: la palabra, enquistada en el orden de la fantasía, opera en todo momento desde la mirada del niño, y por tanto recubre la realidad con una suerte de trama fantasiosa que en nada resulta oscura u ominosa; la imagen, en cambio, soporta toda la carga semántica de lo que podría decirse que la primera historia desplaza, esto es, el contexto de persecución política en que el niño está inserto. El trabajo en estos dos planos, qué decir, resulta impecable.
Inteligente texto que en algo recuerda la estrategia de representación utilizada por El laberinto del Fauno, aquella afamada película española que aborda la guerra civil española desde la óptica de la fantasía. En este caso, Cristina Ortega monta una propuesta similar para el caso del régimen de Augusto Pinochet: un niño de doce años, inconscientemente, o más bien creyendo ser parte de un juego de espías, llega a convertirse en un peligroso delator político. Lo... Seguir leyendo
Clandestinos
Desperté. No dormí en toda la noche de emoción. Mi mamá, como de costumbre, con la torta en sus manos, entonaba la canción junto a mis hermanas, aunque esta vez era diferente.