El lobezno ha perdido a su familia y busca un nuevo hogar. Su primera elección es la cueva de los osos, pero mamá osa se opone, tiene miedo que ataque a sus dos cachorros. Ella le busca otros hogares: las familias zorro, tejón, lince o jabalí, pero ninguna lo acepta por su olor. El lobato regresa cada noche a la cueva de los osos y se acurruca junto a los oseznos. Se convierte en su nuevo compañero de juegos y, poco a poco, irá ganándose el cariño de mamá osa. Una historia de amor y solidaridad.
El lobezno ha perdido a su familia y busca un nuevo hogar. Su primera elección es la cueva de los osos, pero mamá osa se opone, tiene miedo que ataque a sus dos cachorros. Ella le busca otros hogares: las familias zorro, tejón, lince o jabalí, pero ninguna lo acepta por su olor. El lobato regresa cada noche a la cueva de los osos y se acurruca junto a los oseznos. Se convierte en su nuevo compañero de juegos y, poco a poco, irá ganándose el cariño de mamá osa. Una historia de amor y solidaridad.
Un hogar para el pequeño lobo
La madre osa duerme. Sus dos hijos están acostados entre sus brazos. Fuera, la lluvia golpea con fuerza la entrada de la cueva.La madre osa olisquea. Huele raro. Un olor que no es propio de una cueva de osos.
Abre los ojos.
“¿Habrá entrado algún animal extraño?”, piensa, se incorpora y va hacia el fondo de la cueva enseñando los dientes y gruñendo amenazante.Así es.
Un pequeño lobo duerme hecho un ovillo sobre un montón de hojarasca.