Cuento de sabor tradicional donde la familia es presentada como el espacio del amor y la acogida frente a los peligros que pueden acechar al internarse en el bosque, al modo de un Hansel y Gretel en versión ratonil. Pero como ni los bosques ni los ratones son ya lo que eran, en esta ocasión, no tenemos brujas antropófagas, sino una ardilla que -lejos de mostrarse hostil, como cabría esperar al divisar un ratón- ofrecerá su ayuda a estos simpáticos roedores cuando una inundación se lleve por delante su hogar. El valor de la unión familiar y la generosidad -más allá de las diferencias- ante las dificultades ajenas son el trasfondo de este sencilla historia sin mayores pretensiones. A veces, uno encuentra amigos cuando menos lo espera.
Cuento de sabor tradicional donde la familia es presentada como el espacio del amor y la acogida frente a los peligros que pueden acechar al internarse en el bosque, al modo de un Hansel y Gretel en versión ratonil. Pero como ni los bosques ni los ratones son ya lo que eran, en esta ocasión, no tenemos brujas antropófagas, sino una ardilla que -lejos de mostrarse hostil, como cabría esperar al divisar un ratón- ofrecerá su ayuda a estos simpáticos roedores cuando una inundación se lleve por delante su hogar. El valor de la... Seguir leyendo
Fernando Ratón
Ahora que han segado los campos hay que recoger el trigo enseguida -dijeron los padres ratones a su familia de ratoncitos-. No volveremos hasta la noche, así que portaos bien y no os alejéis de casa.
Podéis jugar en el jardín o en el prado de aquí al lado, pero sobre todo no vayáis al bosque. El bosque no es un lugar seguro... cosas terribles podrían andar al acecho.
Los padres se alejaron y los pequeños, con la nariz pegada a la ventana, los siguieron un buen rato con la mirada...