La ardilla está realmente enfadada. Todo apunta a que unos saqueadores han robado las nueces que guardaba con tanto amor. Cuando llega a la comisaría del bosque la primera impresión no es muy buena: el inspector Gordon duerme plácidamente y no parece muy preparado para empezar una investigación. Pero las apariencias a veces engañan, aunque es verdad que al famoso policía no hay nada que le guste más que un fuego caliente, una taza de té y unas buenas magdalenas con mermelada de grosella, pronto va a demostrar su alto nivel de responsabilidad y eficacia. En la búsqueda de sospechosos deberá hacer frente a múltiples adversidades, entre ellas un gélido ambiente que provocará algún que otro incidente inesperado, y conocerá a Mimi, una eficaz ratoncita que contratará como ayudante. Se trata de un dulce y cálido cuento ilustrado ideal para introducir al pequeño lector en la novela policiaca, protagonizado por personajes antropomorfos y salpicada de un suave humor, también presente en las bellas ilustraciones, brumosas y sugerentes, que supone el comienzo de las andanzas del, sin embargo, veterano detective (se extienden a lo largo de cinco capítulos más). ¡Que tiemblen Sam Spade, Philip Marlowe o John Blacksad! Ya está aquí un nuevo colega para luchar por la justicia. La obra ha sido adaptada al cine y es muy popular en Suecia, su país de origen.
La ardilla está realmente enfadada. Todo apunta a que unos saqueadores han robado las nueces que guardaba con tanto amor. Cuando llega a la comisaría del bosque la primera impresión no es muy buena: el inspector Gordon duerme plácidamente y no parece muy preparado para empezar una investigación. Pero las apariencias a veces engañan, aunque es verdad que al famoso policía no hay nada que le guste más que un fuego caliente, una taza de té y unas buenas magdalenas con mermelada de grosella, pronto va a demostrar su alto nivel... Seguir leyendo
El primer caso
Nueces robadas.
Todos son sospechosos.
- ¡Miserables ladrones! -gritó un animalillo que se escurría nervioso por la nieve-. ¡Ladrones Miserables!
Era noche cerrada y todo el bosque dormía. Caía una ligera nieve muy hermosa.
- ¡Saqueadores codiciosos! -maldijo el pequeño animal con una voz temblorosa y sibilante.