Cuando nuestra actitud es negativa, estamos enfadados y no apreciamos lo que nuestros amigos quieren compartir con nosotros, el ambiente se contagia de esa grisura y corremos el riesgo de estallar, como una tormenta. Algo parecido le pasa al protagonista de esta historia, ilustrada por el célebre artista checo Petr Horácek bajo los cánones estéticos habituales en su obra, un pato “enfurruñado” incapaz de disfrutar con ninguna de las múltiples propuestas de juego que los distintos animales le plantean. Ese hermetismo provoca un progresivo cambio de tiempo y, en consecuencia, una gran tormenta. Pero precisamente este hecho desencadena un movimiento inesperado, una enseñanza vital que los lectores comprenderán mientras dibujan una sonrisa en su gesto. Los sentimientos, expresados a través de este simpático grupo de amigos campestres, son retratados en coloridos y vitalistas primeros planos que terminan por desmontar la actitud del disgustado palmípedo.
Cuando nuestra actitud es negativa, estamos enfadados y no apreciamos lo que nuestros amigos quieren compartir con nosotros, el ambiente se contagia de esa grisura y corremos el riesgo de estallar, como una tormenta. Algo parecido le pasa al protagonista de esta historia, ilustrada por el célebre artista checo Petr Horácek bajo los cánones estéticos habituales en su obra, un pato “enfurruñado” incapaz de... Seguir leyendo
El pato enfurruñado
El Pato estaba enfurruñado.
El estanque estaba seco, no se podía bañar
y no tenía a nadie con quien jugar.
Una nubecita gris apareció sobre su cabeza
y lo fue siguiendo a todas partes.
Fue a ver al Perro, que cavaba un agujero en el suelo.
- No tengo a nadie con quien jugar -dijo el Pato.
- Puedes jugar conmigo -dijo el Perro-. Cavaremos agujeros.