Una apacible tarde de lectura puede transformarse, por arte de birlibirloque en una gran catástrofe. En la habitación aparecen cientos de mofetas, la cena es interrumpida por elefantes, emergen cocodrilos en la bañera o, peor aún, un grupo de águilas blancas pueden destrozar nuestros cuentos preferidos. Pero todo puede solucionarse con las dosis adecuadas de confianza y cariño. Al menos esa fórmula funcionó en el caso de Gael y su hermano, protagonista una historia en la que ejerce de narrador. El sello inconfundible de Rocío Martínez es apreciable en las ilustraciones, que combinan el blanco y negro de los personajes principales con una variada paleta de colores para configurar los animales que van apareciendo en el entorno cotidiano. Una puerta abierta a la imaginación infantil que reivindica el amor como bálsamo para todas las heridas e inquietudes.
Una apacible tarde de lectura puede transformarse, por arte de birlibirloque en una gran catástrofe. En la habitación aparecen cientos de mofetas, la cena es interrumpida por elefantes, emergen cocodrilos en la bañera o, peor aún, un grupo de águilas blancas pueden destrozar nuestros cuentos preferidos. Pero todo puede solucionarse con las dosis adecuadas de confianza y cariño. Al menos esa fórmula funcionó en el caso de Gael y su hermano, protagonista una historia en la que ejerce de narrador.... Seguir leyendo
La gran catástrofe
Mi vida se ha convertido...
... en una gran catástrofe.
Una serie de imprevisibles sucesos me están destrozando y encogiendo el corazón.
Mi vida es catastrófica.
Cien mofetas se colaron en casa dejando un olor apestoso
por todos los rincones. El aire es irrespirable
y ya no siento el aroma del bizcocho recién hecho.