Como en aquel inolvidable éxito de Antonio Mercero y José Luis Garci (La cabina), reconocido con un Emmy, asistimos horrorizados al progresivo aislamiento que vive un niño que ha caído en un ¿agujero? y las distintas actitudes de aquellos que descubren la situación. Sierra i Fabra sorprende con esta obra teatral, publicada en su día por Libros del Zorro Rojo en otro formato narrativo y ahora recuperada por la Asociación Española de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud, una agria crítica social en la que sufrimos junto a Marc. Sus demandas de auxilio no son respondidas por nadie, las diversas tipologías de personajes que desfilan muestran insolidaridad, falta de compromiso, una terrible asepsia sentimental diseccionada con inteligencia por el autor para incitar a los lectores a reflexionar sobre el mundo contemporáneo. Las dudas surgen a la hora de definir el público a la que va dirigida. Sin duda su puesta en escena, que implica una sencilla escenografía, generaría un interesante debate intergeneracional.
Como en aquel inolvidable éxito de Antonio Mercero y José Luis Garci (La cabina), reconocido con un Emmy, asistimos horrorizados al progresivo aislamiento que vive un niño que ha caído en un ¿agujero? y las distintas actitudes de aquellos que descubren la situación. Sierra i Fabra sorprende con esta obra teatral, publicada en su día por Libros del Zorro Rojo en otro formato... Seguir leyendo
El niño que se cayó en un agujero
En el escenario, al fondo, unas casas dibujadas en la pared -sin tiendas, solo portales-, una acera bajo ella, la calzada en medio y luego la otra acera, la más próxima al público. No hay tráfico y todo está silencioso.
MARC, un niño de unos 12-13 años, camina por la acera más próxima al público. Está sumido en sus pensamientos, ensimismado, mira al suelo, pero parece no ver nada. Va despacio.