La Niña y la Vieja, dos formas de ver el mundo enfrentadas a una misma realidad. La pequeña piensa que aún no conoce muchas cosas, pero para la anciana, la joven protagonista ya atesora tanto conocimiento como los árboles. En un diálogo junto al río, los lectores descubrimos algunos detalles sobre la siniestra mujer que responde a las dudas que brotan de su curiosidad. ¿Qué es el tiempo? ¿Y la belleza? ¿Cuál es el objetivo de nuestra trayectoria vital? Las cuestiones parecen devolver la paz, a pesar de que el diagnóstico de un posible no retorno es evidente. Aunque "nunca terminará de irse", una terrible tristeza sobrevuela el relato, un texto alegórico y cargado de simbolismos, escrito con gran sensibilidad y belleza, abrigado por unas ilustraciones realistas que conservan el encanto del primer bocetaje, en carboncillo y dos colores con posterior retoque digital.
La Niña y la Vieja, dos formas de ver el mundo enfrentadas a una misma realidad. La pequeña piensa que aún no conoce muchas cosas, pero para la anciana, la joven protagonista ya atesora tanto conocimiento como los árboles. En un diálogo junto al río, los lectores descubrimos algunos detalles sobre la siniestra mujer que responde a las dudas que brotan de su curiosidad. ¿Qué es el tiempo? ¿Y la belleza? ¿Cuál es el objetivo de nuestra trayectoria vital? Las cuestiones... Seguir leyendo
El sueño más antiguo
La Niña se sintió cansada.
Era un cansancio antiguo, como de mil millones de años.
- Tu fatiga es la del árbol -dijo La Vieja-, aprendiste todo lo que tenías que saber antes de nacer, igual que las raíces saben, igual que las hojas saben, igual que la savia.