Los perros salvajes
Era ya media tarde y aún hacía calor. El hombre encargado de los perros estaba sentado a la sombra, al lado del pozo, junto a la cerca metálica. Los perros, encerrados dentro, iban de un lado a otro, inquietos. Habrían preferido sin duda corretear por el bosque, por los campos, persiguiendo alguna pieza, atentos a las órdenes de los cazadores. Pero cada vez eran menos los que iban de caza por aquellos cotos.