El niño protagonista queda atrapado dentro de un cuento de hadas. Allí descubre cómo sus travesuras de pequeño -recortar páginas, pegarlas del revés o pintar bigotes a los protagonistas- han cambiado la secuencia original de las historias y ahora le harán pasar por tremendos apuros. Estamos ante un álbum ilustrado que nos habla del gusto por la lectura, y que presenta una propuesta estética atrevida en la que la mezcla de imágenes y textos de distintas tipografías incrementa el humor, ritmo y espontaneidad de la narración.El niño protagonista queda atrapado dentro de un cuento de hadas. Allí descubre cómo sus travesuras de pequeño -recortar páginas, pegarlas del revés o pintar bigotes a los protagonistas- han cambiado la secuencia original de las historias y ahora le harán pasar por tremendos apuros. Estamos ante un álbum ilustrado que nos habla del gusto por la lectura, y que presenta una propuesta estética atrevida en la que la mezcla de imágenes y textos de distintas tipografías incrementa el humor, ritmo y espontaneidad de la narración.
¿Quién teme al libro feroz?
A Olmo le encantaban los libros de cuentos. No importaba que no supiese leer muy bien: se enteraba de todo por los dibujos. Los que más le gustaban eran los de miedo, con imágenes de dinosaurios zampándose a otros dinosaurios, o de vampiros lanzándose en picado sobre algún pobre inocente que había tenido la tonta idea de darse un paseo nocturno sin llevar un solo ajo en los bolsillos.