Fábula de concienciación ecologista. Moi es un pequeño castor que, alarmado por la progresiva degradación del río en el que vive, emprende un largo viaje para conocer la causa. Esto le lleva a entrar en contacto con multitud de animales y plantas a lo largo del río, para, al final, hallar a Ma, el hombre, la causa del deterioro de su medio vital. El recurso fabulístico está muy bien empleado pues permite que los humanos se contemplen desde fuera.
Fábula de concienciación ecologista. Moi es un pequeño castor que, alarmado por la progresiva degradación del río en el que vive, emprende un largo viaje para conocer la causa. Esto le lleva a entrar en contacto con multitud de animales y plantas a lo largo del río, para, al final, hallar a Ma, el hombre, la causa del deterioro de su medio vital. El recurso fabulístico está muy bien empleado pues permite que los humanos se contemplen desde fuera.
El río de los castores
Había una vez un largo río de límpidas y claras aguas que, andando, andando... atravesaba de parte a parte un inmenso bosque; tan inmenso que a ninguno de sus moradores se le había ocurrido pensar que pudiese tener límites. El río gustaba de ser arropado por el follaje que por todas partes acariciaba la superficie de sus aguas tranquilas. Y todo el bosque se beneficiaba de aquella fuente de vida que lo alimentaba. A sus márgenes acudía una infinidad de seres, desde las diminutas libélulas a los pesados osos. Aquietaba entonces el río sus aguas y dejaba que todos sin excepción aliviaran su sed en sus plácidos y callados remansos.