Marcabrú y la hoguera de hielo
Aquella noche todos habíamos dormido al raso, echados sobre un lecho de paja. Al día siguiente muy de mañana, cuando emprendimos de nuevo la marcha, pregunté:
-¿A dónde vamos?
-Camino de los dos castillos -me contestó el Ciego de Cabrera sin detenerse.
El Ciego de Cabrera tanteaba con la punta de su bastón el borde de los caminos, los hoyos y levantaba mucho las piedras.