El enigma Vermeer
Una cálida noche de octubre, en el mismo barrio de Chicago se entregaron tres cartas. La luna, rechoncha como una mandarina, brillaba sobre el lago Michigan. El timbre de la puerta sonó en tres casas, y alguien deslizó un sobre desde el exterior. Cuando se abrieron las puertas, no había nadie en la calle. Las tres personas que habitaban aquellas tres casas vivían solas, y a todas les costaba conciliar el sueño esa noche. Las tres recibieron la misma carta:
Estimado amigo:
Me gustaría que me ayudase a desvelar un delito que sucedió hace siglos. Por culpa de ese delito se ha cometido una equivocación con uno de los mayores pintores del mundo.