Una obra que apuesta por los libros y la lectura. Los habitantes de un pueblecito están asombrados porque todo el fondo de la biblioteca se compone de libros vacíos, sin texto, y las letras están mezcladas por todas partes. El autor reivindica las bibliotecas frente al consumo incontrolado de televisión y resalta la importancia de la lectura. Los niños y niñas del pueblo protagonistas de la historia ponen de relieve que escribir es la más prodigiosa de las fantasías.
Una obra que apuesta por los libros y la lectura. Los habitantes de un pueblecito están asombrados porque todo el fondo de la biblioteca se compone de libros vacíos, sin texto, y las letras están mezcladas por todas partes. El autor reivindica las bibliotecas frente al consumo incontrolado de televisión y resalta la importancia de la lectura. Los niños y niñas del pueblo protagonistas de la historia ponen de relieve que escribir es la más prodigiosa de las fantasías.
La biblioteca de los libros vacíos
El hombre se llamaba Tadeo y caminaba con el piloto automático puesto. Cada noche hacía el camino de regreso a su casa a la misma hora. Cada noche salía tardísimo de su trabajo, en la estación, después de que pasara el último tren, porque Tadeo era el jefe y único empleado de la estación de trenes del pueblo. Cada noche, muerto de sueño, se dejaba llevar rumbo a la paz de su hogar.