Shel Silverstein nos deleita con nuevos poemas para reírse. Cada poema constituye un alarde agudo y ocurrente que se convierte en motivo de broma. Están llenos de socarronería, humor negro y sorpresa ante lo imprevisible de sus planteamientos. El autor consigue que el lector se ría ante una asociación de ideas poco habituales o se quede perplejo por lo surreal de la situación.Shel Silverstein nos deleita con nuevos poemas para reírse. Cada poema constituye un alarde agudo y ocurrente que se convierte en motivo de broma. Están llenos de socarronería, humor negro y sorpresa ante lo imprevisible de sus planteamientos. El autor consigue que el lector se ría ante una asociación de ideas poco habituales o se quede perplejo por lo surreal de la situación.
Donde el camino se corta
Si te gusta soñar, pasa y entra. Si te gusta soñar, si en trolas eres un maestro, si eres embustero, quimerista, idealista, junto al fuego repasaremos mil fábulas distintas y a ver quién de los dos más cuentos inventa. ¡Pasa a mi casa! ¡Ven, entra!