La figura del vampiro reaparece en este argumento, entre misterioso y humorístico, en el que confluyen hitos de la infancia como el Ratón Pérez, el gigante, las transformaciones... La heroína no solo pone a prueba su valor, ha de superar una crisis de crecimiento: decidirse por ser vampiro –y llevar una existencia extraordinaria–, o continuar siendo una niña, nada más y nada menos. La tutela de su avispada criada china y del amigo al que conoce bajo la apariencia de perro la inclinan a tomar una decisión sensata.
La figura del vampiro reaparece en este argumento, entre misterioso y humorístico, en el que confluyen hitos de la infancia como el Ratón Pérez, el gigante, las transformaciones... La heroína no solo pone a prueba su valor, ha de superar una crisis de crecimiento: decidirse por ser vampiro –y llevar una existencia extraordinaria–, o continuar siendo una niña, nada más y nada menos. La tutela de su avispada criada china y del amigo al que conoce bajo la apariencia de perro la inclinan a tomar una decisión sensata.
Sigrid y el misterioso caso del azúcar putrefacto
Sigrid vivía en la Gran Manzana roja de la Avenida de los Olmos. La casa se llamaba así porque tenía forma de manzana gigante y era de un color rojísimo.
La Gran Manzana Roja la había construido el padre de Sigrid, que se llamaba el señor Mellegren. Os voy a contar cómo era el señor Mellegren.
Al señor Mellegren le gustaba construir casas gigantes con formas de frutas. También le gustaba pilotar aviones y estaba seguro de que los platillos volantes no existían.