Cuento narrado en verso y con mucho humor que trata los temas de la pena, la culpa y el miedo de cada personaje. Juan, José y Simón deciden salir a pasear. Después de almorzar, Juan se le escapa una ventosidad y para evitar confesar que fue él, inventa que fue un ogro feroz. Los tres amigos entonces huyen del peligro. Cuando paran a descansar, Simón deja salir un eructo involuntario y para no confesar que fue él, dice que fue un león rugiendo. Nuevamente los amigos salen despavoridos y a José se le sale un moco por la nariz que atribuye a un inmenso pájaro escupiendo. Extenuados los tres, vuelven a casa y en sus pesadillas afloran los temores vividos durante el día. El lenguaje es sencillo y su rima es graciosa. Las ilustraciones llenas de color, logran acompañar muy bien a la narración y mostrar los diferentes momentos del día, la tarde y la noche en el relato.
Cuento narrado en verso y con mucho humor que trata los temas de la pena, la culpa y el miedo de cada personaje. Juan, José y Simón deciden salir a pasear. Después de almorzar, Juan se le escapa una ventosidad y para evitar confesar que fue él, inventa que fue un ogro feroz. Los tres amigos entonces huyen del peligro. Cuando paran a descansar, Simón deja salir un eructo involuntario y para no confesar que fue él, dice que fue un león rugiendo. Nuevamente los amigos salen despavoridos y a José se le sale un moco por la nariz que... Seguir leyendo
¡No, no fui yo!
Había tres buenos compadres
que eran Juan, José y Simón.
Eran tres inseparables
amigos del corazón.
Una preciosa mañana,
clara y de brillante sol,
se morían de las ganas
de irse juntos de excursión.